martes, 20 de noviembre de 2012

Piedras contra balas


¿Cuánto tiempo han de pasar los palestinos sangrando para que alguna de las voces de peso del poderoso Occidente se levante y diga con contundencia: "basta". Cuánto.

Más bombas, más cohetes, más sangre por las calles de esa prisión geográfica cada vez más reducida que algunos llaman Franja de Gaza. Y nadie dice nada.

Se nos cae el culo con la ONU, y con Obama. Ambos salvadores de todos, símbolos de progreso y paz. Estandartes de la Democracia y la Justicia, así, con mayúsculas. Sería conveniente en este punto reformular mi pregunta inicial: ¿cuánto tiempo ha de pasar para que se nos caiga la venda de los ojos?

Israel sigue asesinando, EEUU sigue bendiciendo los ataques y la ONU sigue sin hacer absolutamente nada, porque así fue diseñada, una máscara de democracia, igualdad y paz que solo es un patio de colegio para que EEUU legitime sus guerras por petróleo y poder. El derecho a veto es el eufemismo moderno de "yo hago y mato a quién me salga de los cojones por la razón que yo crea conveniente".

Y luego se alzan las voces, las de la opinión pública derechosa. El TDT party, que me parece un término horrible, horroroso y cutre pero puede valer para explicar esto. Salen diciendo que "hay muertos en los dos lados" y hacen una campaña macabra y vergonzosa: no se puede justificar a Israel, pero se puede recurrir a que los otros también son muy malos. Mentira, mentira y más mentira. No es una guerra entre iguales, ni siquiera es una guerra entre diferentes: es una masacre contínua, terrorismo de Estado, y otro calificativo es pura basura ambigua y eufemística.

Ese pueblo judío, sufrido y humillado por los nazis, del que todos sentimos compasión y lástima en las películas de la Segunda Guerra Mundial, ese mismo pueblo que sufrió un Holocausto, ahora hace lo mismo. No sé si llamarlo irónico, porque más bien es indignante.

Y como conclusión una reflexión en forma de varias: ¿Os llenaría de "esperanza" que Bin Laden ganara unas elecciones en su país? ¿Y qué os parecería si le hubieran dado un Nóbel de la Paz? Y, por último y no menos importante: ¿Quién tiene las manos más manchadas de sangre, Obama o Bin Laden?.


Libertad para Palestina. Ya.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Palabras sobre palabras

Lo incómodo del silencio se rompe con lo aún más incomodo de la conversación enlatada. Típicos tópicos, frases hechas y resabidas, reinterpretadas mil veces y dichas en todos los tonos hasta la saciedad. Hablar por compromiso y no por deseo de hablar. Interés simulado, asentimiento a todo, no hay preguntas porque no interesan las respuestas. No hay retórica, porque la retórica es un coñazo recargado y para qué hablar si hay pantallas al rededor.

La buena conversación muere un poco cada día, todos tenemos que estar de acuerdo en todo y pobre de aquel que alce la voz, pues no será escuchado. No hay debates, ni discusiones, no es correcto, es aburrido.

Muere la poesía en la boca de aquel al que nadie quiere oir.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

En crisis.

La libertad muere en la porra de un antidisturbio que apalea al pueblo por ser pueblo. El sentido común se difumina en un Estado en el que no hay para escuelas y hospitales pero hay para furgones blindados y pistolas de goma.

Me siento abatido. Es un nadar a contracorriente continuo intentar hacer ver lo evidente. Que así no, que es peor y que nos estamos metiendo en un pozo muy negro. Pero nada, no nos importa, total, hoy juega España. Ni acueductos, ni calzadas, ni el idioma ni las alcantarillas, el pan y circo es lo más importante del legado romano.

La corrupción empapa todos los estamentos de la vida, pero no la económica, que también, que es un charquito en comparación con el océano de falta de moralidad y principios. Vale todo, que nos mientan, que nos roben, que nos digan las mayores barbaridades. Reiros, reiros de nosotros, que seguiremos en nuestro sitio, haciendo que todo siga funcionando, que sigan engordando vuestras carteras y agrandando vuestros altares.

Hoy es día de huelga, y de huelga están mis ganas de creer que es posible. Solo nos quedará cantar que el pueblo vencido jamás estuvo unido.

Al final será verdad que la única solución es comprarse un barco y llamarlo Libertad.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Deseo.

Si pudiera pedir un deseo pido no salir en toda la noche de tu cama. Que te sorprenda el amanecer desnuda sobre mí. Que me des de desayunar tus besos.

Que la noche sea corta y larga a la vez. Que millones de impulsos nerviosos recorran tu cuerpo y el mío. Que tiembles y se estremezcan las paredes. Que arda la habitación en mitad del frío de la noche. Que me comas con los ojos y con tus besos. Que me aprietes fuerte contra ti y se me olviden las fronteras de nuestros cuerpos.

Quiero ver fuego en tus ojos mirándome. Ese es mi único deseo.

martes, 30 de octubre de 2012

Pensamientos de frío y lluvia.

A quién no le puede gustar una fría y lluviosa tarde de otoño. La luz tenúe y sombría, que se oscurece poco a poco mientras el agua golpea suave, y luego fuerte, y luego suave otra vez, los cristales cerrados que nos resguardan del cielo nublado.

En el refugio de una manta, de un buen libro o de nuestra película favorita. Tiempo de silencio y soledad en compañía. Queda permitida la melancolía hasta su justo límite con la tristeza.

Huele a chimenea y a castañas asadas. A navidad que se acerca.

El paisaje evoca a las ciudades de cuento del norte de Europa, cubiertas de una nieve que parece haber sido colocada cuidadosamente, en vez de esparcida al azar por la naturaleza.

Todos dicen que los días grises son negativos pero, ¿a quién puede no gustarle esto?.

miércoles, 24 de octubre de 2012

(Des)conexione (senti)mentales.

Los cristales lloran. Las fachadas se convierten en arroyuelos verticales que van a parar al mar de la acera. Las luces del horizonte se difuminan entre un fino telón de gotas de lluvia.

Aquí no llueve. Ni hace frío. Faltas. Pero no puedo tenerte siempre, aunque siempre te tengo.

Estoy cansado. No estoy triste, todo lo contrario, solo un toque de la melancolía propia de un día lluvioso de otoño.

No quiero decir nada en concreto, pero, lo que quiero decir, es que te echo de menos, a la vez que me alegro de que estés aquí conmigo.

Mi calendario no marca el día en el que no estés aquí. Mi reloj no concibe ese momento.

Supongo que lo que quiero decir es que te quiero.

lunes, 22 de octubre de 2012

Buenas noches.

Me ducho. El cuerpo me huele a gel el tiempo justo que tardo en secarme las gotas de agua caliente del cuerpo. Me pongo el pijama. El de invierno, el calentito. Huele a ti.

Doy las buenas noches en casa. Me meto en la cama. La almohada huele a las noches que pasó allí tu cara.

Me tapo con la manta que utilizas para resguardarte del frío mientras te acurrucas a mi lado. Me duermo sin tus besos, pero con tu olor.

Me despierto de madrugada y busco en el filo de la cama tu espalda desnuda para rodearla con mis brazos, no hay colchón más suave que tu cuerpo ni refugio más abrigado que el mío, pero no lo encuentro.

Pasa la noche y me despierto sin tu mirada. Sin tu "que guapo estás cuando te acabas de despertar". Sin tus besos.

Pasa el día y ya solo quiero verte, darte un beso. No voy a contarte que me pasé la noche durmiendo abrazado al recuerdo de tu cuerpo, pero lo vas a saber, siempre lo sabes. Voy a contar contigo los segundos que faltan para que vuelvas a dejar tu perfume impregnado en mi cama, en mi ropa, en mi cuerpo, en mi mente y en mí.

Ojalá que sean pocos.

sábado, 13 de octubre de 2012

Reflexión en Fa menor.

Música. Música que te mece. Notas que te emocionan. Un violín, una guitarra eléctrica, un piano, un cello, un contrabajo, un saxofón. Una melodía, una letra, una cadencia. Un estribillo. Un solo.

Que no deje de sonar. Que no pare nunca. Las tristes, las alegres, las rápidas, las lentas, las clásicas, las independientes, las comerciales, las rehivindicativas, las bonitas. Que no se permita el silencio más que como otra nota más en la partitura.

Que sigamos teniendo una buena banda sonora en la película de nuestra vida.

sábado, 6 de octubre de 2012

La estrella de cine que fue asesinada por el actor de doblaje.

Hoy me apetece hablar, e inauguro de paso una nueva sección de Cine en este blog, de algo que para mí es fundamental pero que, sin embargo, no creo que para la generalidad de las personas lo sea.

Hablo del doblaje, voy a hablar del doblaje en cine pero mis palabras son extrapolables a la televisión, al teatro o a cualquier obra audiovisual interpretada o locutada.

En este país, España, tenemos cultura de traducir absolutamente todo lo que importamos de fuera, como consecuencia de esto tenemos una importante industria del doblaje de la que, además, solemos presumir. Bueno, matizo, creemos que es importante, realmente la profesión de actor de doblaje no está recogida como profesión en ningún documento oficial del Estado, pero esto es irnos por las ramas.

Bien, ¿dónde está el problema?. Entiendo que hay una parte de la población que entiende el cine como un método de ocio más, que no tiene ninguna preocupación por la téncnica, ni la estética, ni la iluminación ni la interpretación: solo quieren que les cuenten un cuento, a ser posible con imágenes bonitas y buenos efectos especiales. Esto, lo dejo desde ya bien claro, me parece perfectamente lícito, no es necesario ser Catedrático de Teoría de la Imagen para ir a ver una película con palomitas. Este perfil de público es el que responderá al tema del doblaje con un sonoro: "¡Qué coñazo leer en una película!".

En esta reflexión pretendo acabar con ese halo de tostón que tiene el cine en versión original y dar mis motivos de por qué es, no mejor, sino infinitamente mejor. Para ello me voy a saltar todo el aspecto relacionado con el beneficio del doblaje para aprender un idioma y la relación directa entre el doblaje masivo en España y lo mal que hablamos idiomas extranjeros, que daría para otro post entero.

En primer lugar, una película se inicia en un cuarto donde uno o más guionistas dan cuerpo a una idea. La escriben, y la escriben en su idioma natal. Escriben los díalogos, los chistes y los juegos de palabras, los dobles sentidos y las frases callejeras en su idioma natal. Cuando el director le pone su nombre a esta película es porque le da el visto bueno a ese guión escrito con esas palabras en ese idioma.

En segundo lugar, a la hora de interpretar un personaje, el actor juega con su rostro y sus gestos, pero también con su manera de hablar: altera su acento, modifica la voz (no es la misma voz de alguien alegre que de alguien enfadado), varía su tono, habla en varios idiomas e, incluso, canta.

Estos dos puntos son absolutamente destruídos en la sala de doblaje. En la hispanización de los guiones se cometen crímenes que, aunque los aceptemos como buenos, no lo son. ¿Quién ha escuchado por la jodida calle a algún jodido tío decir una jodida frase en la que dos de cada tres jodidas palabras es la palabra "jodido"? En inglés, sin embargo, es muy usual utilizar la palabra "fucking". Como esto pasa con millones de expresiones que si os paráis a pensarlo están metidas con calzador. Ejemplo claro son los chistes y las frases que, a veces, ni siquiera existen en la versión original y se meten en la doblada (me ahorro el juego de palabras), o los que se traducen y pierden todo el sentido.

Y es que cuando valoramos el guión de "El Padrino" viéndola en español no estamos valorando el excelente trabajo de Mario Puzo y Ford Coppola, estamos valorando una adaptación que hizo un traductor.

Este tema de guión por un lado, pero por el otro está el que a mí me parece más importante y criminal: la interpretación.

El que valora a un actor viéndolo doblado está valorando cine mudo. ¿En qué se basa? En sus gestos y movimientos. Sus entonaciones, su capacidad de imitar acentos, su manejo de la voz y el tono, sus pausas y susurros...todo eso lo está obviando, se lo está perdiendo. Yo diría que ver una película con un actor doblado es ver menos del 50% de su actuación real.

Luego hay otros aspectos que destruye el doblaje, como son las películas en las que se hablan varios idiomas, sobre todo cuando uno de ellos es el español. Si el inglés lo doblas al español, cuando hablan español ¿cómo lo haces?.

Otro punto negativo es la poca cantidad de actores de doblajes: es desesperante ver una película de mafiosos en la que el malo tiene la voz de Homer Simpson, e igualmente desquiciante ver dos películas de Johny Depp en las que no tiene la misma voz.

En definitiva, cada uno es libre de ver las películas como se quiera, pero una película no se puede valorar completamente si no se ve en versión original con unos subtítulos decentes (o sin subtítulos para los más expertos en idioma, cosa a la que yo aún no llego). Una película doblada no es más que una adaptación, las hay mejor adaptadas y peor adaptadas pero en mi opinión es en el original donde debe recaer la crítica.

Me alargo mucho y quiero acabar simplemente respondiendo a dos grandes tópicos a favor del doblaje:

1. Nadie tiene la voz mejor en español que la suya propia. Es muy típico decir que "Clint Eastwood mola más doblado que en versión original" es simple cuestión de acostumbrar el oído y asociar una cara a una voz, por eso las eternas batallas entre latinos y castellanos por quien disfruta más de la voz de los dibujitos nunca tendrán vencedor.

2. Es completamente posible leer subtítulos y ver la imagen a la vez. Y con la costumbre se vuelve cada vez más fácil, el problema es que no sale a la primera y dejamos de intentarlo.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

No amanece.

Algo ha pasado.

Has hecho esto mil veces, lo sabes hacer y, sin perder la humildad, lo sabes hacer bien. Pero ahora, de pronto, todo se ha parado.

Mejor dicho, tú te has parado. Todo corre, deprisa, sin parar ni un instante, te atropella. Intentas moverte pero tu cuerpo no responde. Un bloqueo inexplicable te recorre de arriba a abajo y no te deja avanzar, no te deja ni siquiera echarte a un lado y evitar los empujones de la prisa de los acontecimientos.

Te caes. Te caes varias veces, y a cada tropezón te haces más pequeño e inmóvil. Te planteas si de verdad un día supiste andar, si de verdad sabías hacer esto bien.

Estás en el suelo y nadie se para a ayudarte. Está todo mojado y hace frío. No amanece.

No eres pequeño, ni débil, a lo mejor has tenido momentos de flaqueza pero, definitivamente, no es este uno de ellos. Sin embargo, estás ahogándote en un charco y no encuentras la fuerza para salir a flote.

domingo, 23 de septiembre de 2012

lunes, 17 de septiembre de 2012

Si no es mucho pedir.

Un antro con buena música: rock psicodélico o el jazz eterno de Nueva Orleans. Una buena ginebra, de las que no matan al tragar. Una conversación interesante, que haga que no sea necesario estar vigilando el correr de las manecillas del reloj, que deje a un lado las frases prefabricadas y neutrales y se llene de pasión por el tema que sea. Un paseo con una mujer guapa por las calles silenciosas de la madrugada. Un beso en la puerta, de los que se dan con ganas, de los que se buscan y la mera satisfacción de encontrarlo ya te levantan los pies del suelo. Que amanezca mientras te metes en la cama.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Otro estúpido cuento de deseos incumplidos.

- Ey, hola.
- Hola, cuanto tiempo.
- Demasiado.
- ¿Qué tal? ¿Todo bien? ¿Sigues saliendo con tu novio?
- Sí, todo perfecto, llevamos ya cinco años juntos.
- Guau, si que ha pasado el tiempo.
- ¿Y tú?
- Yo sigo igual. Sigo trabajando en lo mismo y con María las cosas cada vez mejor.
- Me alegro.
- ...¿Por qué ha pasado tanto tiempo?
- No lo sé. Digamos que nos distanciamos. Todo el mundo se distancia.
- Pasamos del todo a la nada en un par de días.
- Me encantaría que volvieramos a ser todo...
- Y a mí. ¿es demasiado tarde?
- Creo que no. Me tengo que ir. ¿Me acompañas a casa y hablamos por el camino?
- Como en los viejos tiempos.

Empezaron a recorrer un largo camino que los dos habían recorrido infinidad de veces mucho tiempo atrás. Hablaron de trivialidades intentando recuperar una confianza sepultada bajo años de indiferencia y silencio mientras el camino les traía a ambos a la mente recuerdos cargados de significado, de nostalgia, con un cierto aire de clandestinidad, sentimientos que no podían ser dichos en voz alta pero eran gritados a los cuatro vientos por el silencio de las miradas.

- Ya hemos llegado. Consideremos este camino y esta charla como una vuelta a la normalidad, ¿vale?

Hubo un silencio. Largo. Pero no llegó a ser incómodo, de pronto, él lo rompió.

- La última vez que estuve aquí contigo me moría de ganas de besarte. Y sé que no fui el único de los dos que sintió ese impulso.

Otro silencio. De nuevo no incómodo, más bien necesario. Ella se extrañó al oir esas palabras, por el mero hecho de oírlas, no porque le sonaran desconocidas, ni raras.

- Lo sé. Y es verdad. Durante todas aquellas noches, durante todo el tiempo que veníamos recorriendo el camino solo esperaba que pasara algo, no sé bien el qué, pero algo que nos empujara a besarnos, sin pensar en nada más, y que el amanecer lo borrara todo. Pero luego atacaba la conciencia, no podía ser, estaba mal, no sería justo para las personas que nos quieren y están ahí día a día, así que subía a casa y me repetía a mi misma que había hecho lo correcto, hasta que te volvía a ver y se me apagaba la conciencia y se me activaba la pasión.

- Ha pasado mucho tiempo y nunca he dejado de pensar en ti.
- ¿Estás enamorado?
- No, no es amor. Amo a María. Pero no puedo evitar mirarte y recordar aquellos años, aquellas miradas y aquel deseo retenido a la fuerza. Supongo que todo es nostalgia.
- Voy a subir, voy a decirme a mí misma que es lo correcto y cuando te vuelva a ver desearé hacerte el amor, pero no lo haré. Es lo mejor.

viernes, 31 de agosto de 2012

Una tarde invernal de otoño.

La lluvia de Noviembre pegaba fuerte contra las ventanas.

En esas tardes en las que poco después de comer ya hay luz casi de noche y que la melodía de la lluvia no cesa ni un segundo, el cuerpo pide el abrigo de una buena manta y la comodidad de un sofá.

Así lo hizo, recogió los platos, se comió una manzana y se refugió bajo su manta de lana. A veces el cuerpo te pide invierno. Te pide poca luz, lluvia y frío, te pide que te resguardes en la calidez de una buena película a oscuras o al calor de un fuego crepitante.

En ese estado de relajación casi hipnótica que da el encontrar un remanso de calor y paz en un día frío, de pronto se vio a sí mismo.

Se vio muchos años antes, cuando apenas llegaba a los estantes altos de la cocina. Se vio tirado en sl suelo, con su pijama de invierno y sus calcetines de lana, rodeado de coches, muñecos y juguetes.

Avanzó lentamente hasta aquel niño, se agachó y le observó jugar.

Aquel niño usaba las cintas de vídeo para crear fortalezas, los cojines como cuevas y montañas, y los dibujos de la alfombra como carreteras llenas de aventura. Aquel niño jugaba con la melodía de la lluvia de Noviembre de fondo.

Pasaba de una historia a otra sin previo aviso. Surcaba los océanos en la piel de un pirata, competía en las carreras de coches más alocadas, surcaba el espacio a bordo de la mejor nave espacial e iba a la guerra más pacífica sin moverse de una baldosa en el suelo.

La lluvía caía con la misma velocidad que siempre, sin embargo para aquel niño la tarde duraba el doble, el triple, de lo normal. Mientras le miraba pensaba en como sus tardes apenas daban para hacer un par de cosas o tres, y aquel niño era capaz de llenar horas interminables de diversión.

De vez en cuando el cuerpo le pide invierno. Porque le gusta la poca luz, la lluvia y el frío. Le gusta la calidez de una película y el sonido de la leña en la chimenea. Y, sobre todo, su subconsciente aún le recuerda que fue capaz de burlarse del tiempo y alargarlo y aprovecharlo hasta puntos inimaginables.

Porque dicen que cuando te diviertes el tiempo pasa más rápido, pero en realidad, el tiempo solo pasa más rápido cuando te haces mayor.

domingo, 19 de agosto de 2012

Auf wiedersehen, Berlin.

Amanece temprano. Muy temprano incluso para ser agosto, estas latitudes tan al norte es lo que tienen.

No suena nada, como siempre. La ciudad hace su vida, la capital se despierta y se pone en marcha con un silencio que casi burla la física del sonido. Calles, plazas, edificios y parques que vivieron todo el ruído que el peso de la oscura historia del siglo XX quiso imponerle.

Ya no se oyen las bombas, ya no se oye un pueblo derruído que intenta levantarse. No se oyen discursos llenos de terror, odio y megalomanía. No se oyen los aviones, ni los tanques. No se oye la enésima caída. Ni la conquista. No se oye la pérdida de la identidad, ni la fragmentación, ni tan siquiera se oyen los obreros levantando un muro que dividiría la historia. No se oyen los soldados desfilando ni a las grandes potencias jugando a ver quien es más poderoso.

No, tuvieron un siglo del más espantoso ruído, y ahora hacen su vida en un perfecto silencio.

Amanece temprano. Muy temprano. La casa ya suena a despedida. Todo recogido y empaquetado, llega la hora del último vistazo.

Ruedan las maletas por la calle, maletas que vinieron cargadas de ilusiones y se van repletas de recuerdos, con ese estruendo que provocan las maletas al rodar por los adoquines. Estruendo que rompe el silencio de la ciudad por un instante. Ciudad que dice adiós sin inmutarse, con un leve balanceo de los incontables árboles que engalanan la calle y un ligero aumento de temperatura. Siempre es mejor una cálida despedida.

Llega el tren. El último tren. Es el sucesor de tantos otros. El sucesor del último metro, del último taxi, del último autobús. Es el que sin salir de su rutina te saca de la tuya. El camino en el tren es largo, pero no lo suficiente, porque finalmente acaba.

Acaba como todos, en una cola. Fuera maletas. Es hora de mirar por la ventana por última vez. Siempre la misma pregunta resuena en la cabeza: "¿Adiós o hasta luego?".

Ya hay puerta de embarque. Su asiento está en la fila 10, gracias. Iniciamos rodaje. Entramos en pista para despegue. Eleva ligeramente el morro. El cielo se convierte en el suelo.

Auf wiedersehen, Berlin.



miércoles, 1 de agosto de 2012

Avenida San Juan esquina con Tacuarí.

Cinco años más tarde miro a la misma luna que miraba aquella noche. Sigue en el mismo sitio, con el mimo brillo y a la misma altura, pero no le miran los mismos ojos.

Aquella luna prometía mucho, tanto que hacía imposible conciliar el sueño. Tanto prometía y sin embargo, luego la promesa quedó empequeñecida por lo que en verdad fue. Ni siquiera aquella luna podía prometer tanto como fue, solo una parte.

La noche siguiente, la que mañana cumple cinco años, la volví a mirar. Esta vez boca abajo, no yo, sino el mundo. Desde la otra punta. Acompañada por otras estrellas pero allí seguía, la misma luna.

Aquella luna me vio dividirme en dos. Observó como uno se iba y el otro se quedaba, y como nos despedíamos con un simple "volveré a por ti".

Aún me espero en la otra punta del mundo, mirando a aquella luna, a que vuelva a por mí. Aún espero, aquí, mirando esta luna, a volver a recogerme.

Nunca lo podré explicar del todo. Y menos aún conseguiré que alguien lo entienda. Solo sé que hoy miro la luna y me veo a mí mismo hace cinco años mirando por otra ventana, marcando una especie de punto de partida simbólico de un camino que todavía no se ha terminado.

Ni se terminará jamás.

lunes, 9 de julio de 2012

Demencial cordura.

¿Ya he perdido la razón? Supongo que la mera existencia de esta autoreflexión indica que no.

Llevo años, días, o minutos, no sé, perdido en este caos que se ha convertido mi mundo. Como si hubiera amanecido convertido en una cucaracha en un mundo humano. O convertido en humano en un mundo de cucarachas. No sé dónde estoy pero sé que estoy.

La demencia se ha apoderado de mí. Ya no sé que digo ni que pienso, no controlo mis emociones ni soy capaz de actuar con respeto a la lógica y la coherencia. No sintáis pena por mí, y si lo hacéis, no lo hagáis por la locura que me roba la existencia, hacedlo por el hilo de cordura que aún me ata a la realidad, por esa mínima luz que aún me ilumina, me ciega y me hace comprender que me estoy volviendo loco sin remedio, como un enfermo terminal que sabe que se muere sin ningún tipo de remedio.

No quiero la cura, quiero morir del todo. Quiero que la irracionalidad me atropeye, quiero sentir la absurda felicidad del inconsciente, que mis neuronas se duerman del todo, se vacíen del mundo real y se llenen de opiácea psicodelia.

Pero aún queda esa unión a la realidad, aún veo cual es el camino marcado y soy capaz de verme a mí mismo saliéndome fuera de ese camino sin control, autocensurando mi comportamiento pero sin poder remediarlo, abandonado a una fuerza que me arrastra y me deja que sea consciente del proceso de arrastre.

Me vuelvo loco. Ojalá loco del todo. Aún no he perdido toda la razón, solo la justa para que duela.

sábado, 7 de julio de 2012

God Bless America?

El pasado 4 de Julio, se celebraba la efeméride de la independencia en 1776 de las 13 colonias americanas del imperio Británico, naciendo así Estados Unidos.

Esta efeméride me ha dado pie a escribir un pensamiento que me ronda la cabeza desde hace varios años, y es esa relación amor-odio que me suscita el imperio yankee.

Estados Unidos, América como les gusta llamarse a ellos como si el continente americano empezara en los grandes lagos y acabara en Texas, es un país que a lo largo de su corta historia ha sido capaz de lo peor.

Ha sido la cuna del sistema capitalista más feroz y salvaje, del que ahora somos víctimas.
Ha sido capaz de TODO por conseguir poder. Guerras sangrientas, misiones encubiertas, sabotajes, colocación de líderes y regímenes políticos afines a ellos a lo largo y ancho del mundo, colonización de países mediante bases militares, control absoluto, y un larguísimo etc.

Han llevado a cabo la política exterior más brutal que jamás haya llevado un país. Y en la interior no se quedan cortos: prohibición de matrimonios gay, disparatadas leyes sobre armamento, disparatadas leyes penitenciarias, pena de muerte, sistema sanitario para ricos y otro larguísimo etc.

Culturalmente nos invaden (y nos dejamos invadir, todo hay que decirlo) al resto del mundo, imponiendo su modo de hacer las cosas y su modo de vivir en todo el mundo.

Y aquí está el punto de inflexión, lo que me lleva a la parte buena de mi bipolar relación con este país.

No soy partidario de la americanización de nuestra cultura ni mucho menos pero, y lo digo a boca llena, me encanta el cine americano. ¿O es que vamos a negarle el talento a Robert de Niro, Al Pacino, Ford Coppola, Woody Allen o Tarantino (entre otros) por haber nacido en Estados Unidos? ¿A caso no son ellos cineastas y actores americanos? ¿Y a caso no es su trabajo excepcional?

¿Y la música? La gran mayoría de ritmos modernos nacen en Estados Unidos. El jazz, el blues, el country, el rock, el rythm and blues, el soul, el funk, el hip-hop....Todo eso es cultura americana, que tanto gusta tirar por tierra a los intelectuales (que, por cierto, es muy cool decir que lo americano es una mierda y lo francés lo más, no sé por qué).

Indudablemente hay muchísima morralla en la cultura americana, pero hay que pensar que si en España hay novelistas, cineastas, pintores y músicos pésimos con 40.000.000 de habitantes, es normal que en un país con más de 300.000.000 haya mucha más proporción.

Me repito en que hay que defender que cada país tenga su cultura propia y no se deje influir ni eliminar por la poderosa cultura americana, pero no por ello hay que negar los talentos de dicha cultura, que los tiene.

Además del aspecto cultural, Estados Unidos tiene una riqueza natural casi inigualable, desiertos, lagos, montañas...casi cualquier tipo de paisaje está metido dentro de ese país, por no hablar de que algunas de sus ciudades son de las más importantes del mundo en todos los sentidos, aunque estas dejan mucho que desear y tienen infinidad de aspectos negativos que darían para otro post entero, así que no entro.

Resumiendo este batiburrillo de ideas, Estados Unidos es un país que he tenido la fortuna de conocer, pero me ha resultado demasiado poco lo que de él he visto. Necesito recorrerlo y que siga dándome esa dósis de cal y de arena que siempre me dá. Que siga haciéndome sentir asco por la especie humana y a la vez me maraville con su diversidad e historia.




"Esta versión del himno es como América: preciosa y caótica a la vez". Jimi Hendrix.

miércoles, 27 de junio de 2012

La crisis en viñetas.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Yo digo que depende de qué imagen y depende de qué palabras.

Hace algunos meses tuve la fortuna de conocer a un dibujante llamado Eneko de las Heras y asistir a una charla suya. Hasta aquel entonces, su trabajo era completamente desconocido para mí, desde entonces, soy fanático de sus obras de arte, porque no se les puede calificar con un nombre menor.

Su humor gráfico, cargado de rehivindicación política y social, hablan, gritan por sí solos. Cada uno de sus trazos equivale a mil palabras de muchos que intentan explicar los problemas del mundo mediante discursos politizados.

Así que sin más, siendo coherentes con esta idea de que una imagen vale má que mil palabras, os dejo una pequeña recopilación de sus viñetas que he realizado, en las que, yo creo, se describe perfectamente la crisis actual.

Disfrutadlas.
































Pensamientos de Sol y Luna.

Siempre que haya un sol y una luna mirándose con solemnidad y alternándose en el cuidado del cielo de mañana y de noche, habrá esperanza de un nuevo día.

Cuando ya no estén ahí, los buscaré abrazados en uno, colgando sobre tu pecho. Si los encuentro, aún no está todo perdido.

Si algún día ese abrazo de día y noche, reposante en tu piel, ya no está al alcance de mis sentidos, empezaré a pensar que ya no queda esperanza y, entonces y solo entonces, estará todo perdido.


lunes, 25 de junio de 2012

Ahora que no soy nadie.

Me he ido. Aún no estoy frío pero ya es un hecho que no volveré a disfrutar del placer de existir.

Vine al mundo entre mis lágrimas y me voy entre las vuestras. Un mar de condolencias y penas me rodea desde mi último suspiro.

Veo gente que hacía años que no se había molestado en llamarme llorando al lado de personas con las que nunca hubiera compartido un buen rato. Os veo a todos reunidos bajo una atmósfera de lástima y desconsuelo por cortesía.

Escucho solemnes palabras, halagos y piropos que muchos no fuistéis capaces de decir en vida y que ahora, sin embargo, emanan de vuestras cuerdas vocales sin tapujos ni obstáculos. Sin el menor resquicio de pudor me halagáis con el mismo tono que, siendo yo aún, me desprestigiábais a la menor ausencia de mi persona.

El mundo continúa y vosotros volveréis a vuestras casas a secaros las lágrimas de cocodrilo y a dormir tranquilos: habéis acallado a vuestras conciencias, furiosas por vuestros malos actos para conmigo, como el pecador católico acalla la suya confesando sus pecados y rezando por ellos. Por mi parte podéis ir en paz, ya que ahora no tengo voz ni forma de recalcaros la falsedad de vuestros actos.

Ya no soy más que un recuerdo que se desvanece, un tema de conversaciones nostálgicas y, quizás, alguna foto que pierde su color en el fondo de un cajón. Me pierdo sin la esperanza de ir a un mundo mejor, me apago sin más, pierdo mi forma hasta sumirme en la más profunda oscuridad. Me voy y me convierto gradualmente en parte de la más absoluta nada.


lunes, 18 de junio de 2012

No fue un día cualquiera.

Una de las grandes cuestiones que todos nos hemos planteado alguna vez es aquella de: "¿qué cambiaría si pudiera volver al pasado?". Muchos fantaseamos con retroceder en el tiempo, arreglar un error, aprovechar más un momento o actuar de manera distinta en una circunstancia concreta.

Yo sé, sobradamente, que si volviera al pasado habría una cosa que repetiría siempre. Una y otra vez. Y esa cosa es un día como hoy de otro tiempo pasado.

Volvería a aquella playa sin pensarmelo dos veces. Volvería a ponerme nervioso esperando su llegada. Volvería a hacerme el remolón para no irme y quedarnos a solas. Volvería a mirarla con ojos de deseo. La besaría de nuevo una y mil veces y me quedaría atrapado en un bucle del tiempo viendo aquel atardecer.

Nadie nos dijo que aquel atardecer iba a ser un antes y un después, pero de algún modo siempre supimos que estaba siendo especial.

Aquel día todo cambió, quizá no nos dimos cuenta de cuanto en aquel momento, pero todo se había puesto del revés. Y menos mal.

En todo este tiempo no he recordado aquella tarde-noche ni una sola vez sin una sonrisa. Y, sinceramente, no creo que lo haga nunca.

No soy un gran aficionado al arte, pero me encanta este cuadro...

viernes, 8 de junio de 2012

Tipología del aficionado musical

Os copio un artículo que leí hace tiempo en el blog de "El detonador" del Diario Público. Describe de forma general los tipos de oyentes de música. Como toda generalización tiene un margen de error, pero creo que es cuanto menos simpático el retrato que hace de la sociedad musical.


"Aficionados a la música, una tipología".

He mantenido este diálogo más de 50 y menos de 5.000 veces en mi vida.

El Detonador: ¿Escuchas música?
Otro: Sí, sí. A mí me gusta mucho la música.
E. D.: ¿Ah, sí? ¿Y qué tipo de música?
Otro: La verdad es que me gusta de todo. Yo oigo todo tipo de música.
E. D.: Sí, pero, no sé, ¿cuál es tu grupo favorito?
Otro: Buff… No sé, hay tantos… Eso sí, ninguno de los de OT. A mí la música comercial no me gusta. Ni Los 40.
E. D.: ¿Ah, no?
Otro: No, bueno, de lo que ponen en la radio Amaral sí que me gusta, me parece lo mejor. Y bueno, hay canciones horteras tipo Estopa o el Arrebato que para bailar no están mal.
E. D.: ¡Ah…! Vale. Sólo por curiosidad. ¿Cuántos cedés tienes en casa?
Otro: ¿Cedés? Si ya nadie compra cedés… No sé, tengo quince o veinte.

 Estamos ante lo que yo llamo un consumidor de música circunstancial. Su vida discurre, probablemente saludable y feliz, sin la necesidad urgente de escuchar música. Más que buscarla, la música se la encuentra: cuando sale a tomar una copa, en la radio del coche, en algún anuncio de la tele o al pasar por delante de una tienda fashion. De sus 20 cedés, la mitad son regalados y cinco o seis grabados. Si le preguntas si le gusta la música, responderá lo dicho: “Sí, sí. A mí me gusta mucho la música”. ¿Seguro? ¿Tanto, tanto?
El consumidor circunstancial es sólo una especie más, aunque muy extendida, de la gente que escucha música. Hay otras, como estas:

- El consumidor habitual: Sin llegar a estar en peligro de extinción, esta especie presenta pocos ejemplares en España. Se trata de aficionados que compran o se descargan discos de forma frecuente, van a varios conciertos al mes, no fallan en determinados festivales, compran revistas especializadas y poseen una digna colección de discos en casa. Pasan desapercibidos: hasta debajo del traje y la corbata de un abogado puede haber un tipo que flipa con Kraftwerk. Son capaces de enumerar la discografía de Dylan y hablar con propiedad de los primeros álbumes de Aphex Twin. Cosa seria.

- El ‘entendidillo’: podría considerarse una subespecie del consumidor habitual. Su peculiaridad es su tendencia a querer y deber conocerlo todo, aunque en no pocas ocasiones hable de oídas por algo que leyó en no sé qué blog. Cuando le mencionas un grupo, él siempre habrá escuchado otro mejor y normalmente más nuevo. Por supuesto, tú no conocerás ese grupo, porque todavía no ha llegado a las 450 visitas en Myspace. Un pedante de cuidado, sobre todo si le pillas con dos copas de más.

- El ‘moderno’: está a la última, pero sólo a la última. Es fan de Devendra Banhart pero tuerce el morro si le hablas de la Incredible String Band. Se pone al día leyendo en diagonal la Rockdelux y convive de forma ansiosa con sus lagunas musicales. Se acaba de comprar un plato para vinilos. Las ‘modernas’ tienen especial predilección por grupos nórdicos con músicos rubios/as, altos y guapos/as, “muy monos”.

- El adicto: a día de hoy, se compra más de cincuenta cedés al mes. No se descarga música de
Internet porque se oye mal. Tiene una vastísima colección de cedés que ocupan varias paredes de su casa. Es ordenado y meticuloso, como Jon Cusack en ‘Alta fidelidad’ pero sin tanto sentido del humor. Son como unos Gollum de los discos: afables y majetes hasta que les pides que te dejen uno, su tesoro…

- El ‘freak’: le gusta lo raro. Da igual que sea un arpista ciego de Nigeria que un minimalista alemán de mediados de siglo XX. Cuando das con un ‘freak’, la conversación es frustrante. A los diez minutos tus lagunas se han hecho oceános y te planteas buscar algún disco de “ese monje manco que toca la kora en las montañas de Mali”. Luego, cuando le mencionas que esa noche vas a un concierto de M. Ward y te responde “¿De quién?”, respiras un poco más tranquilo.

- El ‘pureta’: Esta especie de aficionado predomina en el campo de las músicas del mundo. Tiene aversión al inglés y a la guitarra eléctrica (salvo que la toque Caetano Veloso). Le interesa lo étnico, pero siempre que venga de África (o de más de 2.000 kilómetros de distancia). Sabe deletrear el nombre de Omar Faruk Tekbilek pero no ha escuchado nada de Eliseo Parra. También hay ‘puretas’ en el mundo del rock, para los que la historia de la música terminó en 1977.

- El ‘fan’: esta es una especie casi tan peligrosa como la del ‘entendidillo’ y, sin lugar a dudas, la que mayor asombro me causa. Lo más peculiar de esta raza de melómanos es que su comportamiento es muy similar sea cual sea el grupo que veneran. Son, probablemente, la única conexión real entre, por ejemplo, Alejandro Sanz y The Cure. Cada cual con sus particularidades, hay un fondo de vehemencia irracional que los hace a todos primos-hermanos (de sangre, claro). Su grupo es como su equipo: el mejor. No escuchan otra cosa. “¿Para qué, si es el mejor?” es una respuesta que he escuchado en más de una ocasión.

- El ‘adolescente’: el efecto de la música es tan potente sobre los palpitantes sentidos del adolescente que adormece su espíritu crítico. Por eso, hay chavales que conviven entre Extremoduro y La Oreja de Van Gogh sin perder la cordura. Quieren emoción, ya provenga esta de la voz de un tipo arrugado hablando de droga, de la empalagosa historia de un amor truncado por el estallido de un tren del 11-M o de proclamas anarquistas contra el orden establecido.

¿Te reconoces? ¿Eres miembro de alguna de estas especies?


Fuente: http://blogs.publico.es/eldetonador/101/aficionados-a-la-musica-una-tipologia

viernes, 1 de junio de 2012

Sueño de una noche de verano.

Empieza a ponerse el sol. El cielo se tiñe de rojizos colores mientras el calor que ha hecho acto de presencia durante toda la jornada parece retirarse poco a poco.

Las familias abandonan la arena de la playa, que poco a poco se va quedando vacía. Grupos de amigos jugando a las cartas, alguna pareja paseando al atardecer y algún niño que apura el último baño del día.

Las terrazas de los bares se visten de gala y empiezan a servir cervezas bien frescas, gazpacho, caracoles, pimientos fritos y un buen pescaíto.

Cae la noche, pero no de forma brusca como lo hace la noche de invierno. Lo hace suave, sin que te des cuenta de que está llegando.

Los jóvenes pasean por la calle con un helado y ropa fresca. Se amontonan en los jardínes, plazas y parques a conversar sin preocupación porque vaya a sonar el despertador.

En las casas y campos empiezan a encenderse las barbacoas y se escucha algún chapuzón nocturno regado con risas.

Noches de verano donde todo pasa y nada es malo. Mi cuerpo lo pide ya. Pide esa dósis de felicidad que solo el estío me puede dar.

Obligadme a que este verano, como ya hiciera otros, apague toda conciencia y preocupación y me entregue a disfrutar de lo que más me gusta en el mundo. Obligadme.



"Si todo el año fuese fiesta, divertirse sería más aburrido que trabajar". William Shakespeare.

 

martes, 29 de mayo de 2012

El mundo está loco, loco, loco.

Se asesina la educación. Se castra agolpando a los estudiantes de primeros niveles y poniéndoles todas las trabas económicas posibles a la entrada de los estudiantes de niveles superiores. Se despiden profesores, se pierde la calidad de la enseñanza con la genial, genial de verdad, excusa de: "nuestro sistema educativo está a la cola de europa". Bien, y que mejor para solucionarlo que ponerlo peor. ¡A ver si esto es redondo y nos ponemos tan a la cola que acabamos siendo los primeros!.

Todo esto no repercute solo en más o menos sueldo para profesores, en más o menos horas lectivas para los pequeños o en más o menos vacaciones. No nos engañemos. Repercute en todo eso pero repercute en algo muchísimo peor: las nuevas generaciones van a estar menos preparadas.

Eso es así, si la gente no se puede permitir estudiar no lo va a hacer y tendremos un futuro de gente sin preparación, gente fácil de engañar, fácil de controlar, sin espíritu crítico ni capacidad de queja. ¡Já! Todo cobra un poco de sentido ahora, ¿no creen?.

Pero no acaba aquí la historia. Se rescatan bancos culpables de la crisis y se dejan naufragar a familias que son simples víctimas. Se cometen los mayores desmanes (véase corrupción política y paraísos fiscales) y se les premia con amnistías y con impunidad.

Se recorta al máximo en lo básico y se dejan intactos los lujos y las desfachateces innecesarias.

Se destruyen paraísos nautrales, costas, parques, montañas, playas, todo fuera, en su lugar: hoteles, campos de golf, complejos turísticos...

Esto que escribo no es un grito de "¡cambiemos el sistema!" o "abajo el capitalismo, viva el comunismo" (que no digo que no sean debates interesantes y necesarios, pero no es el caso). No, esto no es más que un llamamiento a la cordura.

¿No vemos que nos estamos volviendo locos? Esta sociedad siempre se ha regido por el dinero, siempre fue lo más importante y siempre se hizo todo con la única intención de engordar cuentas corrientes. Ni lo comparto ni lo tolero, pero, repito, no es ese debate el propósito de mi texto. Es que ya hemos alcanzado el máximo que mi sentido común me permite alcanzar.

Ya no es un desmán cada tres meses, son tres cada día. Es la violencia máxima del sistema. Es la pura guerrilla del dinero.

Ante esta sociedad, en la que empiezan a surgir movimientos de gente indignada, que empieza a ser foco de debates, revueltas y, en definitiva, de pensamiento crítico contínuo, yo reivindico desde mi modesto atril que no podemos seguir tomando esto como "normal".

Por muy acostumbrados que estemos a ver barbaridades que quedan impunes, no podemos seguir pasándolas sin más, por que cada vez va a más y nadie sabe donde puede desembocar todo esto.

Es solo un poco de cordura. Cordura con el medio ambiente, cordura con el bienestar social, cordura con el control del dinero y cordura en las penas al que incumpla leyes de manera descarada y con resultado funesto para todos.

Hace falta una revolución. Pero no un mero cambio de gobierno, ni de forma de gobierno, ni siquiera de sistema. Hace falta una revolución aún más profunda, una que cambie las mentes de la sociedad y de los individuos, pues mientras haya gente que crea que todo está justificado por ganar cuanto más dinero mejor, esta sociedad va a estar podrida de raíz y cualquier sistema que se construya sobre esas raíces se va a acabar desplomando.


"El peor castigo para quienes no se interesan en la política, es ser gobernados por quienes sí se interesan". Arnold J. Toynbee.

lunes, 28 de mayo de 2012

Demasiado tarde.

Todos sus amigos habían muerto ya en esa estúpida lucha por el control de la zona. Estaba solo, cansado, perdido y amenazado.

Las noticias no decían nada. "Chivas empató el juego de ayer", "inauguración de una nueva guardería en la región de Aguascalientes" y "tiempo soleado para mañana en todo el país" era lo que se limitaban a decir. Ni una palabra de los tiroteos que teñían de rojo la arena y las piedras del desierto norteño.

El calor apretaba, asfixiaba. Se refugió a la sombra de un peñasco e intentó limpiarse las heridas. La sangre se mezclaba con el sudor y el polvo del desierto, pero esto no le causaba ninguna preocupación: antes de morir por las infecciones, que seguro le acarrearían aquellos cortes, alguien le habría metido ya una bala en la cabeza, igual que a sus compañeros.

Se acordaba de ellos mientras quemaba con la punta del cigarro sus heridas. La quemazón y la angustia le recorrían el sistema nervioso. Hacía muchísimo calor.

De pronto pasó una de esas tortugas del desierto, esas que andan sin que parezca que van a un sitio en concreto y que, desde luego, si fueran, parece que no llegarían nunca. La miró fijamente y quiso que por acción divina sus cuerpos se intercambiaran. Cualquier cosa por estar en el lugar de esa tortuga parsimoniosa en vez de en el suyo propio.

Con numerosas heridas, síntomas de deshidratación, sin ayuda, sin munición y sin su ranchera, pensó que solo quedaba tumbarse a esperar que alguien le librara de ese infierno y lo mandara a otro peor.

¿Cómo había llegado hasta aquí? ¿Cómo diablos había pasado de estar en el D.F. trabajando en una pequeña clínica médica de barrio a estar moribundo en el desierto? Se lo preguntaba una y otra vez y volvía su mente atrás. Todo lo que le venía era una tempestad de infortunios. Uno tras otro, que le condujeron, sin pausa para darse cuenta de que estaba pasando, directamente debajo de aquella piedra.

Ahora todo daba igual. Ya no importaba el cómo había llegado ahí. Ya solo quería paz. Descansar, aunque fuera de forma eterna. Ni siquiera le quedaba agua en el cuerpo para verter lágrimas.

Sacó de su bolsillo una fotografía. En ella aparecía retratada una hermosa mujer con todos los ragos de una prototípica mujer latina. Pese a que la foto estaba visiblemente deteriorada, su mirada se veía radiante y bella.

"Supongo que aquí acaba todo. Ni siquiera he podido decirte adiós y es lo que más me duele. Al final tú tenías razón, todo eso que yo creía importante no lo era: el poder, el dinero...¿Dónde están ahora esas cosas para curarme las heridas y sacarme de este lío? No, me equivoqué y, como todos los seres humanos de la historia, he tenido que esperar hasta que ya no hay remedio para darme cuenta del error. Te dejé de lado por la ciega ambición, y ahora la vida me deja de lado a mí como castigo. Me lo merezco. Al final, cuando uno está en sus últimos momentos y lo sabe, se le viene a la mente una cosa, y supongo que es la prueba de que esa cosa es lo más importante de su existencia. Me encantaría poder decirte que esa cosa eres tú, temo que no voy a poder decirte ya nunca más que lo has sido todo para mí, aunque no me diera cuenta. Perdóname por no haberte devuelto lo que me diste. Perdóname por irme sin que sepas que eres la mujer más maravillosa del mundo..."

Una lágrima humedeció su reseca mejilla al tiempo que un ruído ensordecedor dejó mudo el desierto.


lunes, 21 de mayo de 2012

731 días.

731 días. Eso es exactamente lo que ha pasado desde el 21 de Mayo de 2010: dos años.

En 731 día da a tiempo a muchas cosas, a muchísimas cosas, pero hay una, una sola cosa, de la que no me ha dado tiempo en 731: arrepentirme.

Sé que todo el mundo estaba empeñado en que debería hacerlo, que todo estaba mal, que era un error grave y no iba a llegar a ninguna parte. El tiempo me ha dado, nos ha dado, la razón y aquello que todo el mundo consideraba altamente negativo es lo más positivo que me ha pasado nunca.

No, no me arrepiento, porque aquello ha desembocado en lo mejor que he tenido nunca: ella, tú.

Y es que me has dado muchos más de 731 motivos para quererte, me has regalado veranos, inviernos, sorpresas, alegrías, apoyo, amor, amistad, pasión, anécdotas, sueños, viajes, conversaciones, discusiones, noches, días...Me has regalado un sinfín de cosas que se pueden resumir en una: la vida.

En 731 días, como ya sabes, no me he conseguido agradecerte nunca todo, así que, te pido por favor, que me dejes seguir intentándolo. Porque no te prometo conseguir decirte todo lo que eres para mí, pero si te prometo intentarlo todos los días.

Gracias por ser tú, por estar ahí y por hacerme sentir así.

Te quiero.

domingo, 20 de mayo de 2012

#CadizCFa2A

No va a ser nada habitual que encontréis en este rincón muchas cosas acerca del deporte o del fútbol en particular, pero hoy  va a ser una pequeña excepción porque me apetece hablar de algo que es mucho más que simple fútbol.

Esta tarde juega el Cádiz. Nuestro Cádiz. Se juega el ascenso a 2ª División, una vez más.

Bien es cierto que he abandonado el sagrado ritual de ir al campo todos los domingos y animarlo hasta volver sin voz. Lo he hecho por total desacuerdo con los que dirigen lo que para muchos es un equipo de fútbol y para ellos un simple negocio que tiene que dar beneficios y riqueza. Mi ética, si lo queréis llamar así, me impide seguir entrando en ese bucle de consumo que alimenta a lo que, a mi modo de ver, no es sino un grupo de mangantes bien vestidos.

También es cierto que en los últimos casi dos años me he distanciado un poco y que ya no queda en la plantilla ninguno de mis ídolos, ninguno de los que me hacían vibrar cada dos semanas.

Pero no es cierto que haya dejado de sentir. Ese escudo sigue significando para mí todo lo que siempre ha significado. Son alegrías y penas deportivas, pero es mucho más, son amigos, viajes, borracheras, anécdotas, risas, abrazos, conversaciones, discusiones e, incluso, una relación, una novia.

Todo eso está ahí. Siempre estará ahí, no se borra. Puede que el deporte me dé más igual que nunca. Puede que no vaya al Carranza. Puede que cada día me dé más asco todo lo que gira en torno al fútbol. Pero eso no me hace olvidar los grandes momentos, así que hoy, por mí, y por todas las buenas personas que sé que encuentran en esto mucho más que una manera de pasar los domingos, hay que ganar. Hay que subir. Porque somos el auténtico submarino amarillo, y los submarinos bajan, pero también suben.



Cantaremos todos unidos, alzaremos fuerte la voz, para que solo se escuche aquello de...



El pequeño placer de sentirse vivo.

Caminas solo por la calle. El viento te pega fuerte en la cara y te despeina, pero no luchas contra ello, te dejas llevar. Comienza a lloviznar y el frío aprieta. El cielo relampaguea. Todo se conjuga para hacerte sentir que estás ahí, que estás vivo.

En la profunda soledad callejera de la noche es cuando puedes estar más tranquilo con tus pensamientos. Nada que ocultar. Ninguna apariencia que mantener. Ningún dañino pensamiento que tengas que enterrar en lo más hondo de tu ser. Simplemente andas, con el viento, el frío y la lluvia golpeándote sin piedad pero con dulzura. 

El sueño empieza a hacer acto de presencia, tu cabeza empieza a quejarse con pequeñas punzadas y tus neuronas se dispersan en un mar de divagaciones. Todo se vuelve abstracto, etéreo y relativo. Ya nada parece tan serio, ni tan malo, ni tan bueno, la sensación es de que el día, la vida, te ha dado un tiempo muerto para que razones fríamente la táctica antes de volver a jugar.

Y en ese silencioso maremagno de pensamientos estás cuando das por acabado el tiempo muerto, esperando que las conclusiones sean firmes y acertadas, cerrando los ojos y dejándote arrastrar por Morfeo hasta un nuevo día.

Afuera llueve.

 

viernes, 18 de mayo de 2012

Solo temo que, por ser de noche...

- No quiero que salga el sol.
- ¿Por qué?
- Cuando salga el sol me vestiré y me iré y será como si nada de esto hubiera pasado nunca.
 - Pero sabes que ha pasado. Quédate con eso.
 - Ahora estoy inmensamente feliz por estar en esta cama. Cuando todo esto no sea más que un recuerdo me atormentaré por no haberlo aprovechado más.
 - ¿Y no es mejor que vengas a besarme y lo aproveches en vez de estar anticipando futuras lamentaciones?
 - No lo entiendes. Podría parar el tiempo y estar una eternidad haciéndote el amor y aún así nunca me habrá parecido suficiente.
 - Guau, eres insaciable.
 - Soy completamente saciable de todo, excepto de ganas de ti. Si tan solo me concedieras un día más...
 - Sabes que no. No me entiendas mal, lo de esta noche ha sido genial, pero solo dura lo que una noche. Solo hasta el amanecer.
 - ¿Por qué? Eres cruel...¿Acaso no ha significado nada para ti?
 - Lo ha significado todo. Por eso mismo no puede durar más.
 - Juro que no te entiendo.
 - No intentes hacerlo. A veces ni yo misma me entiendo. Quédate con las respuestas, con lo que ha pasado entre tú y yo esta noche, y no busques las preguntas, créeme, será mejor.


Bañada en salitre.


No hay tranquilidad como la que da el mar. Por mucho ruido, viento, lluvia o molestias que pueda haber en la superficie, el solo gesto de zambullirte las borra todas en un instante.

El ruído se convierte en el leve susurro del mar meciéndose con melódica parsimonia. El viento se para y cualquiera que sea la condición meteorológica de la superficie ahora ya da igual. Ya todo es paz y bienestar.

Que tus problemas y pensamientos inquietos se vayan con la marea, que se pierdan, como el sol al atardecer, tras su infinito horizonte.

Algún día no muy lejano me faltará la tranquilidad salada que solo el mar sabe dar y, entonces, será cuando me dé realmente cuenta de la majestuosa joya que ha estado cuidando de mí durante todo este tiempo.

"¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar?". Rafael Alberti.

viernes, 27 de abril de 2012

Gira Phersu.

Retomo mi actividad escritora después de un par de semanas de ausencia justificada.

Justificada porque en estas dos semanas he estado siendo parte de la gira 2012 del grupo Phersu de Teatro de la Universidad de Cádiz (importante el dato de la ciudad, anótenlo presentadores de festivales de teatro clásico).

Dos semanas en las que ha habido nervios, tensión y cansancio, pero, por encima de todo, satisfacción. Satisfacción por el trabajo bien hecho, por la recompensa en forma de aplausos y buenas críticas a un año de durísimo esfuerzo, trabajo y sacrificio.

Ahora todo lo que habíais entregado en forma de ese esfuerzo, gente de Phersu, se ha convertido en un magnífico premio. El mejor de los premios.

Se acabó la gira, pero aún quedan actuaciones pendientes aquí, entre los nuestros. Aún tenéis tablas que pisar y públicos que poner en pie. Y ahí estaremos, dándolo todo, porque ya está demostrado que ni los problemas técnicos, ni las distancias, ni tan siquiera la lluvia, puede minar nuestras ganas de hacerlo bien.

Sin más, me pongo en pie, una vez más, y os brindo este aplauso.


"El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana". Federico García Lorca.


lunes, 16 de abril de 2012

Descaros nacionales.

En esta situación de caos económico, recortes y abusos, se están produciendo una serie de sucesos, que me dispongo a enumerar, que, como mínimo, llaman la atención:

- Las voces políticas repiten una y otra vez que los recortes son necesarios. Pero los aplican a educación, sanidad, cultura e investigación en su mayor parte. Otros sectores infinitamente menos necesarios y, sobre todo, que afectarían muchísimo menos al pueblo, como casa real, iglesia, defensa o seguridad ciudadana, no recortan su presupuesto o lo recortan en porcentajes irrisorios. Se cierran plantan de hospitales y se aglomeran a 40 alumnos en una clase, pero no se quita ni un solo furgón de antidisturbios.

- Voces y cargos con infinidad de sueldos elevados (véase Cospedal) piden una y otra vez austeridad.

- Políticos que mienten. No que dicen una cosa y luego disimulan para hacer ver que han dicho otra, no. Dicen una cosa y luego otra antagónica. Y pa'lante.

- El presidente del gobierno espera a aplicar unas medidas, en teoría muy necesarias y que se tendrían que aplicar a la mayor brevedad, a que pasen las elecciones Andaluzas y Asturianas. Juega con los plazos en beneficio de su propio partido.

- Se defiende con fiereza a las grandes multinacionales y se abandona al trabajador.

- El Rey se va a cazar elefantes (cosa ilegal) y se rompe la cadera. El viaje, el safari y la operación corre por cargo del dinero público. Las únicas protestas se centran en que abandone un cargo pseudo-honorífico en una ONG.

- Políticos corruptos se presentan una y otra vez a las elecciones. Y las ganan.

- Se tapan todos los errores de gobierno con la frase de patio de colegio de: "el otro lo hizo más".

Y así un millón de descaros, que seguro tenéis muchos en mente.

Uno tras otro, todos los días, se dicen barbaridades, despropósitos, insultos al pueblo y a la inteligencia del ser humano y, lo peor, lo más horrible de todo esto, es que no pasa absolutamente nada.

Ya está bien de oir tonterías de los que gobiernan. Ya está bien de este abuso continuo.

No llamo a nadie a que salga a quemar contenedores. Ni siquiera es esto un llamamiento hacia la protesta en la calle, que tampoco estaría mal. No, esto es un simple llamamiento a la reflexión, a que se vea y se diga "oiga, usted no puede decir/hacer eso" porque si no, nadie sabe hasta donde podemos llegar.

"Todos locos". Homer J. Simpson.

sábado, 14 de abril de 2012

#14Abril




Hace ya 81 años de aquel 14 de Abril de 1931 en el que quedó instaurada la II República Española. Muchos años, demasiados, quizá alguno pueda pensar que no merece la pena recordar una efeméride tan antigua.

Pero, seamos sinceros, no es una efeméride cualquiera. Es el inicio de una etapa. Una etapa en la que el pueblo español fue llamado a votar por el régimen que quería tener. Y votó. Y eligió: República.

Duró 5 años, 5 años en los que el pueblo español hizo su mayor intento histórico de salir de la desigualdad de clases y caminar juntos hacia un sistema más justo e igualitario.

Hoy es un día de recuerdo. De recuerdo de todos los que hicieron posible aquella utopía, aquellos que la intentaron defender con toda su alma del asqueroso fascismo que acabó por destruirla. Y cuando digo que el fascismo la destruyó no me refiero solo a que la aniquiló en 1939, me refiero también a que en 1975 le dió el último estocazo al sueño de izquierda español nombrando a dedo su sucesor; a un rey. Recuerdo hacia todos los que murieron por un ideal, por un sueño, por su forma de pensar o de sentir.

Hoy es día de recuerdo y de lucha. De lucha porque en los tiempos que corren, día tras día se demuestra que este sistema no funciona. Que esta casa real es insostenible, y que con estas fórmulas y políticas no vamos sino al más profundo de los pozos.

Suenan voces por ahí que hablan de tiempos de cambio. Yo siempre apostaré por el cambio hacia la Tercera.

Feliz día de la República.

"Me entristezco hasta las lágrimas por mi país, por el corto entendimiento de sus directores y por la corrupción de los caracteres. Veo muchas torpezas y mucha mezquindad, y ningunos hombres con capacidad y grandeza suficientes para poder confiar en ellos". Manuel Azaña.

miércoles, 11 de abril de 2012

Paz. Tranquilidad. Conversación.

La conversación alcanzó ese punto mágico que alcanzan las buenas conversaciones en el que las palabras que brotan de los labios de los conversadores, por simples que sean, parecen salidas del libro mejor escrito.

En aquel salón, decorado con muebles antiguos y vitrinas repletas de pequeños utensilios de cocina propios de otra época, crujían los troncos de leña ardiendo en la chimenea, bañándolo todo con ese calor sereno y apacible que lo envuelve todo y te contagia de una paz tan inexplicable como absoluta.

Con el crepitar de la leña como música de fondo se deslizaban las palabras entre aquellos cuatro amigos. Recordaban tiempos ya muy pasados. Y lo hacían como más claro se recuerda el pasado.

Levantaban levemente la cabeza para fijar su mirada en el perdido infinito, entornaban los ojos y dejaban que el fuego del hogar y el pasado brillaran en sus pupilas. Cuando encontraban entre la multitud el recuerdo apropiado para contar, se les arqueaba la sonrisa y lo sacaban con la mayor de las dulzuras, aunque no fuera un recuerdo dulce.

Los cuatro amigos tenían ya la media sonrisa encajada en la boca y se escuchaban los unos a los otros con el respeto y la elegancia más increíble que jamás se vio.

Escuchaban las mismas historias y anécdotas de cada reunión, se las sabían de memoria, pero ninguna historia es demasiado larga, demasiado pesada ni demasiado repetitiva, si el que la cuenta es un buen narrador. Y en aquel punto, los cuatro lo eran.

Pasaban las horas y la conversación parecía no decaer ni aburrir a ninguno de los presentes. Corrían el licor y los buenos recuerdos por aquel salón. Aquel salón que nunca vivió una paz tan solemne e imperturbable.

Dicen que lo más grande de la vida son los pequeños momentos, este es uno de esos pequeños momentos que se vuelven enormes y es, efectivamente, lo más grande de la vida.

viernes, 30 de marzo de 2012

De santas semanas.

Y es que una semana en la que te vas a disfrutar de la familia, esa que no tiene genes ni apellidos en común contigo pero son familia por méritos propios, de la buena compañía, de las risas, del sol si se puede, de grandes comidas, grandes en calidad y cantidad, noches de juegos y películas, paseos, paisajes maravillosos, de la tranquilidad, del aislamiento y la relajación más absoluta del mundanal ruido del día a día, una semana así no se puede llamar de otra manera que Santa.

Por mucho que el año te mortifique y te golpee día a día en esta semana cierran todas las heridas y se recargan las energías sobradamente. Realmente, el domingo te sientes resucitado.

Segundo cuplé. No se puede decir más con menos.