martes, 9 de julio de 2013

Un fracaso anunciado

Se dio cuenta una noche, tras apagar la luz y quedarse a solas con sus pensamientos, de hasta donde había entrado ella en su vida. Lo meditó, y un segundo antes de cerrar los ojos sobre su almohada se dijo a sí mismo un premonitorio: "cuidado".

Cuántas noches posteriores pasó maldiciéndose por no haberlo tenido.

domingo, 7 de julio de 2013

Recordar para retornar



Y allí estábamos, apretujados en un viejo taxi en el puente sobre el río Paraná, que marca la frontera entre Argentina y Paraguay. Cosas de la ultraseguridad y del (ridículo) protocolo fronterizo nos hicieron prolongar nuestra estancia en aquel puente durante horas. Las dificultades que pone el poderoso ante la entrada de los vecinos pobres.

La estancia fue larga, que no pesada. Mientras miraba por la ventanilla veía perderse en el horizonte el río y el sol, mientras escuchaba al bárbaro taxista contar una anécdota tras otra mientras disfrutaba de una de sus carreras más divertidas, sin duda. Cualquiera de los presentes debemos esbozar una sonrisa al recordar aquel trayecto, corto en distancia y eterno en tiempo, probablemente el mejor atasco de nuestras vidas.

Y todo esto para decir que, con los debidos ingredientes, hasta un atasco de horas se puede convertir en símbolo de un tiempo feliz, en uno de esos recuerdos que se repiten hasta la saciedad en un vano intento de volver allí. A aquel taxi, a aquel puente, con aquella gente, que siguen existiendo pero que ya no son las mismas.